Alejandro Cerro destruye la canción de autor. Hay penas, pero grotescas. Hay alegrías... delirantes. Hay rutinas, reflexiones y perversiones. Un punto de vista distinto en el fondo y probablemente en la forma, ya que encontramos tantos estilos en sus composiciones como canciones tiene.
Y de un ser parcialmente desviado no puede esperarse un directo al uso. De hecho estos acaban pareciendo más un cara a cara entre amigos, una charla entre lo que yo te cuento y tú me entiendes y ese encanto de lo que no está preparado. Y risas, porque cuando uno está a gusto, se ríe.