Compositor, arreglista, productor, cantante… Benjamin Biolay se ha erigido desde su presentación con el disco Rose Kennedy (2001) como una de las figuras fundamentales de la música francesa, estableciendo además un nexo de unión entre los grandes de la chanson y el pop contemporáneo.
Educado en un entorno completamente musical, Biolay estudió música desde muy joven en el prestigioso CNSMD de Lyon, al mismo tiempo que formaba su primer grupo pop. Después de un distanciamiento radical con la educación y las formas clásicas que le fueron inculcadas desde su infancia, formó el grupo Mateo Gallion, con el que debutó en 1994 con un álbum que pasó desapercibido para el gran público. No obstante, EMI le ofreció un contrato dos años más tarde. Durante esa época forjó también su relación con Karen Ann, con quien le uniría una fructífera relación profesional en discos como La Biographie de Luka Philipsen (2000). El veterano y legendario Henri Salvador solicitó poco después la colaboración de los dos jóvenes músicos, en el que sería uno de los momentos clave de su carrera.
Jardin d’Hiver, tema que Ann ya había interpretado en su debut, se convirtió en un éxito en Francia en la voz de Salvador y como parte del disco Chambre Avec Vue (2000). A partir de ese momento, Biolay fue requerido por infinidad de artistas que vieron en él a un moderno Serge Gainsbourg, capaz de enriquecer cualquier producción con arreglos y sonoridades cuidadas y perfectamente medidas. Pero su trayectoria en solitario no tardaría en arrancar con el mencionado Rose Kennedy, un trabajo inspirado en la familia del mismo apellido y sus trágicas circunstancias. El álbum recibió críticas excelentes dentro y fuera de su país, confirmando a Biolay como uno de los músicos francófonos de mayor proyección internacional.
Tras componer para Juliette Greco, colaborar con Françoise Hardy y su sonado matrimonio con Chiara Mastroiani, Biolay publicó su segundo disco, Négatif (2003), en el que exploraba su faceta más cercana al pop anglosajón y en el que se atrevía a experimentar con la electrónica. Un año más tarde firmaría un trabajo junto a su esposa (Home, 2004), además de la banda sonora del filme Clara et Moi. Asentado como un referente claro del pop europeo, su último trabajo llegó en 2004, con un À L’Origine más oscuro y cercano al rock, una muestra de su carácter poco acomodado y una nueva aproximación a uno de los universos c…
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Compositor, arreglista, productor, cantante… Benjamin Biolay se ha erigido desde su presentación con el disco Rose Kennedy (2001) como una de las figuras fundamentales de la música francesa, estableciendo además un nexo de unión entre los grandes de la chanson y el pop contemporáneo.
Educado en un entorno completamente musical, Biolay estudió música desde muy joven en el prestigioso CNSMD de Lyon, al mismo tiempo que formaba su primer grupo pop. Después de un distanciamiento radical con la educación y las formas clásicas que le fueron inculcadas desde su infancia, formó el grupo Mateo Gallion, con el que debutó en 1994 con un álbum que pasó desapercibido para el gran público. No obstante, EMI le ofreció un contrato dos años más tarde. Durante esa época forjó también su relación con Karen Ann, con quien le uniría una fructífera relación profesional en discos como La Biographie de Luka Philipsen (2000). El veterano y legendario Henri Salvador solicitó poco después la colaboración de los dos jóvenes músicos, en el que sería uno de los momentos clave de su carrera.
Jardin d’Hiver, tema que Ann ya había interpretado en su debut, se convirtió en un éxito en Francia en la voz de Salvador y como parte del disco Chambre Avec Vue (2000). A partir de ese momento, Biolay fue requerido por infinidad de artistas que vieron en él a un moderno Serge Gainsbourg, capaz de enriquecer cualquier producción con arreglos y sonoridades cuidadas y perfectamente medidas. Pero su trayectoria en solitario no tardaría en arrancar con el mencionado Rose Kennedy, un trabajo inspirado en la familia del mismo apellido y sus trágicas circunstancias. El álbum recibió críticas excelentes dentro y fuera de su país, confirmando a Biolay como uno de los músicos francófonos de mayor proyección internacional.
Tras componer para Juliette Greco, colaborar con Françoise Hardy y su sonado matrimonio con Chiara Mastroiani, Biolay publicó su segundo disco, Négatif (2003), en el que exploraba su faceta más cercana al pop anglosajón y en el que se atrevía a experimentar con la electrónica. Un año más tarde firmaría un trabajo junto a su esposa (Home, 2004), además de la banda sonora del filme Clara et Moi. Asentado como un referente claro del pop europeo, su último trabajo llegó en 2004, con un À L’Origine más oscuro y cercano al rock, una muestra de su carácter poco acomodado y una nueva aproximación a uno de los universos creativos más personales de nuestra época. Actualmente, Biolay se encuentra trabajando en su nuevo álbum, que verá la luz próximamente.
Casi tres años después, Biolay publica su cuarto álbum de estudio, Trash Yeyé, un nuevo disco que sirve también como reinvención para el músico de Lyon. Ideado como un trabajo que él mismo pudiese grabar por sus propios medios, sin recurrir a grandes presupuestos si maratonianas sesiones de estudio, este álbum también representa el regreso del Biolay más luminoso, más pop, más accesible y sereno. Precedido por el single Dans La Merco Benz, y contando con la benévola influencia de Ambrosia Parsley (Shivaree), Trash Yeyé es también un disco pensado para ser tocado en directo, para conectar directamente con la audiencia sin necesidad de reproducir los sutilísimos arreglos de sus trabajos anteriores. Una nueva vuelta de tuerca en el universo del músico francés más dotado de su generación.
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