Que callado se lo tenían. Como quien atesora un secreto que sólo confía a aquellas personas que son de su más estricta confianza. Aunque, llegado este momento, quizá sea el preciso instante de percibirlo con otros ojos. De revelarlo en público con orgullo. Y de hacerlo, además, como mandan los cánones: en la mismísima pista de baile, de tal manera que la concurrencia se lance impetuosa a danzarlo y gozarlo, entregándose en una comunión en que banda y asistentes se fundan en una entidad indivisible.
Aquellos chavales que allá por 2001 y con más ilusión que pericia con sus respectivos instrumentos, se ponían en marcha bajo el nombre de Short Skankers en la barriada barcelonesa de Horta-Guinardó, hoy se denominan Root Diamoons. Son un proyecto premiado, rodado y consolidado que recoge la herencia del ska tradicional, el rock steady y el ska jazz genuino de los genios jamaicanos de los sesenta, léase Jackie Opel, The Skatalites o Justin Hinds & The Dominoes, con la misma querencia que lo hacen por los revivalistas americanos de los noventa, del calibre de Hepcat, The Articles, Jump With Joey o The Slackers.
La elegancia se tiene o no se tiene. No basta con presumir vistiendo trajes recién adquiridos de Giorgio Armani o Adolfo Domínguez o con emular en un intento vano a los pioneros. El estilo con mayúsculas no se imposta, se adquiere y se asimila tras largos años de escucha obsesiva por los clásicos y de ideas preclaras que materializar en escena. De horas invertidas, por una causa noble, en figuras como John Coltrane, Charlie Mingus, Charlie Parker, los Soul Vendors o Lyn Taitt & The Jets. En sellos como Blue Note, Atlantic, Studio One o Treasure Isle.
En definitiva, una apuesta segura de la factoría Silver Bullets: catorce temas con vocación de baile, para encarar la vida con una filosofía distinta, con positivismo y afán de escarbar, con las zarpas de un gato, en lo más profundo. Como un rastreador de las raíces jamaicanas en busca de su esencia misma para atraérsela al terreno del jazz o como un adolescente enamorado que bebe los vientos por una chavala del uptown, que bien puede llamarse Laila o Mary Ann.
Jaime Bajo
